viernes, 7 de enero de 2011

Seguridad y Educación Permanente*

 
Raúl García Tlapaya**

En la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada del 6 al 12 de marzo de 1995 en Copenhague, ya se nos anticipaba un balance alarmante de la situación social actual;  “más de mil millones de seres humanos en el mundo viven en una pobreza abyecta y la mayoría padece hambre todos los días” y “más de 120 millones de personas en el mundo están oficialmente desempleadas y muchas más están subempleadas”.

 
La crisis social que vive el mundo actual se combina con una crisis moral y va acompañada del recrudecimiento de la violencia y la delincuencia.

Por otra parte, y luego de 27 sesiones del Consejo Nacional de Seguridad Pública, y a tres años  con ocho meses de que se inició la “guerra contra el narcotráfico” los 32 gobernadores y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, aceptaron públicamente el resultado del último reporte oficial: el país pasa por una situación “muy grave y sin precedentes” en materia de inseguridad pública.

Si a esto le sumamos una disminución y afectación de los valores que trastocan lo que debiera ser, y que parece ser más importante y trascendente el acumular dinero y acumular bienes para ser considerado como exitoso, eso junto con otros muchos elementos nos está originando lo que hoy tenemos, un cáncer que afecta a todos.

En el mundo son millones de jóvenes que no tienen futuro o, si cuentan con él, éste es desesperanzador, desolador y penoso. En México son 7 o más millones de jóvenes de una generación marcada por la desilusión a la que se denomina los “Ninis”, precedida por los “Emos” y la generación “X”.

Los jóvenes con educación media superior y superior son el único grupo de población     que ha aumentado su tasa de participación económica, pero, en aparente paradoja, registran mayor desempleo, posiblemente por la incapacidad del sistema productivo para atraer a población joven con mayor calificación, o debido a su mayor selectividad al insertarse al mercado de trabajo.

En materia de empleo, aunque los jóvenes actuales se encuentran mejor preparados que sus coetáneos de cohortes anteriores, las condiciones de la economía los han enfrentado a la disyuntiva entre la postergación de su incorporación al mercado de trabajo, o la incorporación temprana a la actividad laboral informal.

Los gobiernos depositan en las instituciones educativas de nivel superior la expectativa de la solución de una gran diversidad de problemas económicos, tecnológicos y sociales, desarrollan investigación científico-tecnológica que genera, a una enorme velocidad, nuevos conocimientos y técnicas que incrementan las especialidades y la diversidad de campos de trabajo, ante este panorama complejo.

Como académico que soy, considero que se deben abrir nuevos espacios educativos, pero no sólo encaminados bajo el compromiso de extender los servicios en términos numéricos o estadísticos, ni sólo a otorgar incrementos presupuestarios para gastos educativos. El fracaso y la deserción escolar producen una división y es en muchos casos el origen de algunas formas de violencia o de extravíos individuales. La educación exige hoy una revisión más profunda:

¿Qué proyecto de vida individual, familiar, institucional, de Estado, de País queremos realizar y para qué?

¿Qué país queremos ser y con quién y cómo queremos serlo?

Necesitamos consolidar a la educación superior ya existente y no excluir a los jóvenes de ésta misma, con más y mejores servicios, tampoco hay fuentes de trabajo, necesitamos una política de empleo que empuje a los jóvenes a incorporarse a la formalidad, ya que en México se tienen 12.8 millones de trabajadores informales, casi la misma cifra de los que laboran formalmente.

Por otra parte es importante no olvidar que la educación es un aspecto indispensable en todo proceso político que pretenda alcanzar la paz, la justicia social, los derechos humanos el desarrollo y la democracia, ya que sin democracia, no hay desarrollo duradero. La pobreza y el estancamiento económico socavan la legitimidad democrática y dificultan la solución pacífica de los problemas. La inseguridad es la vía más efectiva para empobrecer a cualquier sociedad y dejarla inerme ante las ambiciones de muy pocos.

Desde hace medio siglo, todas las conferencias de las Naciones Unidas han coincidido en proclamar que, sea cual sea el tema abordado (medio ambiente, población, desarrollo social, derechos humanos, democracia, mujer y vivienda), la educación es la clave para esta perentoria inflexión del rumbo actual del mundo, que agranda el foso que separa a los saciados de los menesterosos, a los países ricos en bienes materiales y saberes, de las naciones menos favorecidas por la historia o la geografía.

Actualmente los distintos modos de socialización están sometidos en dura prueba en sociedades amenazadas a su vez por la desorganización y la ruptura del vínculo social. La crisis social que vive el mundo actual se combina con una crisis moral y va acompañada del recrudecimiento de la violencia y la delincuencia.

Se trata de un desafío para el sistema político, pero también para el educativo, cuya función en la dinámica social conviene definir. Es importante promover una educación intercultural que sea realmente un factor de cohesión y paz, llevar a cabo una acción común en pro de la libertad, la paz el pluralismo auténtico y la justicia social.
 
Atender la transformación y la satisfacción de demandas y necesidades sigue siendo la gran tarea de la Educación. Por lo que la participación activa del sector educativo en tratados, tratados y proyectos regionales, de manera que en todos ellos esté presente la educación como un proceso permanente que no sólo afecte  los sistemas escolares, sino que comprometa a las instituciones, a toda la sociedad y sus gobernantes en la humanización de las relaciones con profundo sentido de solidaridad y de justicia social. Esta educación permanente debe buscar que los agentes políticos, sociales y económicos asuman desempeños cotidianos operativos  eficaces y eficientes comprometidos con la justicia social, y unidos con los agentes educativos para generar aprendizajes de convivencia, de respeto a la dignidad de la persona, de respeto y amor a la vida, de solidaridad social e internacional, pero a la vez de asumir mecanismos educativos capaces de sustentar y profundizar en los valores propios. Los seres humanos debemos estar por encima de las economías y las políticas, no permitir que lo económico prive sobre lo humano.

Por lo antes dicho, propongo que como resultado de estos encuentros nacionales y estatales se elaboren una serie de indicadores para determinar el avance en materia de seguridad.

Aprovechar y sistematizar las experiencias exitosas de comunidades poblanas.

Aprovechar las experiencias internacionales en procesos de paz, sistematizarlas y difundirlas.

Al mismo tiempo, a través de los ejecutivos estatales se incentive la participación de las ciudades en eventos internacionales que premian a las municipalidades que se destacan en el desarrollo de proyectos de mejora de la calidad de vida y la cohesión social urbana.

Propiciar el surgimiento y consolidación de redes sociales a partir del fomento de ejes transversales educativos formales e informales como:

•    Educación para la paz.
•    Convivencia democrática y diálogos inter generacionales.
•    Distensión entre lo local y lo global.
•    Aprendizaje de las minorías.
•    Inserción a la productividad a partir del reconocimiento de la experiencia y desempeño independientemente de la edad.
Hoy día será trascendental asumir los derechos económicos, sociales y culturales en todo el país y en particular en nuestro estado, ya que estos nos conducen  a la equidad y justicia, a los derechos de los pueblos y a la tolerancia y en consecuencia a una paz social. Tal como lo concibe Willy Bramd la paz es “un proceso en el cual la violencia disminuye y la justicia aumenta”… “la paz no es todo, pero sin la paz todo lo demás no vale nada”
Quien no le apuesta a la educación, juega a perder…..y con un rumbo de fracaso social.

Por su atención gracias!
* Ponencia elaborada para el Foro: "Diálogos por la seguridad en el Estado". Puebla, 27 agosto 2010
 
* Raúl García Tlapaya (  rtlapaya@yahoo.com ) es Director del Instituto Tecnológico Superior de Libres y Doctor en Educación Permanente por el Centro Internacional de Prospectiva y Altos Estudios (CIPAE)

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